viernes, 1 de marzo de 2013

Recortes de educación: Gobierno vs comunidad educativa


El Gobierno aprueba los recortes alegando no tener más opción; mientras, la comunidad educativa dice que estos recortes podrían desmejorar gravemente la educación de futuros trabajadores.
La educación española se enfrenta a un recorte imposible de impedir. El Gobierno prevé que entre 2010 y 2015 la inversión pública en educación se reduzca del 4,9% al 3,9%, según el documento de ajustes enviado a Bruselas por el Presidente. Y España ya estaba por debajo del Producto Interior Europeo medio. Esa bajada equivaldría a la pérdida de unos 10.000 millones de euros en cinco años.

La crisis y los recortes se notan desde hace tiempo en la educación española: con menos profesores, suspensiones de programas de apoyo escolar, caras facturas de luz o de calefacción... Y eso es solo el principio.
A partir de septiembre, con el inicio del nuevo curso, se empezaron a notar buena parte de las consecuencias de los recortes en los presupuestos educativos desde 2010 (más de 3.000 millones.
El nuevo decreto fija un aumento del número máximo de alumnos por aula y las horas de clase que dan los profesores para reducir plantillas en unos 40.000. Según el PSOE y los sindicatos buena parte de las medidas afectan también a los colegios concertados y a la Universidad. Según el Gobierno, no queda más remedio que recortar y las medidas apenas afectan a la calidad del sistema. Incluyen la posibilidad de aumentar unos 500 euros de las matrículas universitarias (sobre una media de 1.000 al año) y se endurecen las condiciones para acceder a las becas.

Pero en el otro lado, representantes de toda la comunidad educativa (padres, sindicatos y alumnos) se han quejado porque sí creen que afectará a la calidad de un sistema que aún necesita mejorar mucho.
 Jesús María Sánchez, de Asociación de Padres Mayoritaria en la Escuela Pública, explica que tanto el decreto como el plan de ajustes enviado a la UE han conseguido crear un movimiento de protesta.
Debido a esto, cada vez se hace más común el hecho que haya huelga cada uno o dos meses por parte de los profesores, dando un ejemplo de cómo nuestra economía tiende de un hilo y dificultando el derecho a la mejor educación, cerrando un millón de puertas a futuros trabajadores.
                                                                                Alazne Verdeal Sainz






lunes, 25 de febrero de 2013

Lazarillo de tormes tratado 2

Llegue a un lugar que llamaban Maqueda, donde me encontre con un clérigo que me preguntó si sabía ayudar en misa. Yo dije que sí, porque era verdad, que aunque tambien me maltrató, mil cosas buenas me enseñó el pecador del ciego, y una de ellas fue ésta. Finalmente, el clérigo me tomó a su servicio. Escapé del trueno, y di en el relámpago, porque éste era mucho peor que el ciego. Solo digo, que toda la miseria del mundo estaba encerrada en él.
Tenía un arcón de madera viejo y cerrado con llave, la cual tenia una cinta atada en el extremo. Y cuando traía comida a casa, la metía dentro y lo cerraba. Y en el resto de la casa no había más comida, como la había en otras: algún tocino colgado al lado de la lumbre, algún queso puesto en el armario o en una tabla, alguna cesta con panecillos que sobraban, que me parece a mí, que aunque de ello no me aprobechara, solo me podía conformar con mirarlos.
Solamente había unas cebollas en una habitación a lo alto de la casa que también cerraba con llave. Me daba una cebolla cada cuatro dias, y cuando le pedía la llave para ir a por ella, y si estaba alguien presente, echaba mano al bolsillo con mucho orgullo la desataba y me la daba diciendo:
-Toma, damela despues, y no comas más de la cuenta.
Como si dentro de ella estubieran todas las conservas de Valencia, cuando no había más que las cebollas que antes mencioné. Las cuales, ,él las tenía perfectamente contadas, que si por mi desgracía comía más de una ración, me costaría caro. Es decir, me moría de hambre.
Ya que a mi me daba poco, el tenía carne para comer y cenar todos los días. Yo me tenía que conformar con el caldo, porque de carne, nada de nada, y si tenía suerte, un poco de pan.
En esta tierra, los sábados se come cabeza de carnero, y claro, a mi me tocaba ir a por el, que costaban tres monedas. Cocía la cabeza para comer los ojos, la lengua, el cogote, los sesos y la carne que había alrededor y a mi solo me quedaban los huesos roidos por el clérigo que me los echaba en el plato diciendo:
- Toma,come y disfruta que el mundo está a tus pies. Tienes mejor vida que el Papa.
" Recibirás tu merecido " decía yo en voz baja.
Al pasar  tres semanas con él me quedé tan flaco que ni mis piernas podian sostenerme en pie. Sentí que si Dios no me ayudaba, me moría. No podía usar mis mañas, porque no tenía a quien aplicarlas. Y aunque hubiera algo para comer, no le podía engañar como al ciego, que Dios me perdone (si de aque golpe falleció), que todavía aunque astuto, le faltaba aquel preciado sentido, y no podía verme, pero sentía todo lo que había a su alrededor.
Cuando estábamos en misa, no se le escapaba ninguna moneda que le daban: un ojo tenía en la gente, y otro en mis manos. Tenía contadas todas las monedas, y cuando terminaba el ofertorio, me quitaba el cesto y lo dejaba sobre el altar.
Nunca pude robarle una moneda en el tiempo que estube y sufrí con él.
De la taberna, nunca le traje ni un beneficio, porque el vino que sobraba de la misa, lo guardaba en un arcón y lo administraba de tal manera que le duraba para toda la semana, y para ocultar su gran mezquindad, me decía:
-Mira chico, los sacerdotes han de ser muy cuidadosos en el comer y el beber.
Pero mentía falsamente porque en las cofradias y funerales que rezábamos comía y bebía como un  lobo a costa ajena.
Y ya que hablo de funerales, Dios me perdone, que jamás fui tan enemigo de la naturaleza como entonces. Y esto era porque en los funerales comían bien y me hartaba. Yo rogaba a Dios que cada dia matase a uno. Y cuando dábamos sacramentos a los enfermos, especialmente la extremaunción, pedía con toda mi voluntad a Dios que le llevase a el tambien.